julio 20, 2020

Cómo Solucionar una Crisis de Pareja

Por Consultorio de Psicoterapia

En una relación hay períodos en los que todo marcha bien y épocas en las que las cosas pueden ponerse un poco más difíciles. Pero cuando esos momentos se convierten en algo constante y persistente en una unión podemos entonces hablar de una crisis de pareja. Hay uniones que no soportan esta situación y deciden separarse, otras por el contrario desean trabajar sus puntos débiles y seguir adelante.

Algunos consejos para que descubras cómo solucionar una crisis de pareja y mejorar la relación.

Hay muchos tipos de crisis en pareja y es que los desencadenantes de la situación pueden ser muy diversos, por eso el primer paso es intentar analizar que está causando el malestar. Si se trata de tensión acumulada, estrés, problemas con los hijos, problemas familiares, rutina sexual, etc. Dependiendo de la razón el enfoque variará, aunque algunas recomendaciones son válidas en cualquier situación, ésas son las que abordaremos en este artículo.

Una vez que se haya detectado el problema es necesario hablarlo. La comunicación es fundamental para resolver las crisis de pareja, pero no se trata de reprochar o de gritar sino de hablar de forma efectiva. Para resolver cualquier situación en nuestra vida hay que estar dispuesto a hacerlo, éste es el primer paso. Una crisis de pareja no es la excepción, por eso ambos miembros deben estar dispuestos a comprometerse en el proceso de intentar superar sus diferencias. Salir de una crisis de pareja no es fácil, requiere de mucha inteligencia emocional para poder enfrentar los conflictos de forma exitosa.

Es importante recuperar los vínculos que los unían en el pasado, en especial cuando sentimos que estos se han perdido. En vez de llenarnos con las cosas negativas de esa persona, resulta necesario reconectar con las positivas, por ello algunos especialistas recomiendan realizar juntos algún hobbie, algo que los apasione, e intentar a diario encontrar las cosas buenas de esa persona que han hecho que estemos a su lado durante el tiempo que ha durado la relación.

También es necesario respetar el espacio de cada uno y volver a permitir que exista en el caso de que haya quedado anulado. Muchas parejas enfrentan conflictos cuando se traspasan los límites y se invade el espacio del otro. Tener planes y actividades por separado es necesario no solo para la salud del individuo, sino también para que exista la oportunidad de extrañar al otro y desear compartir con él/ella.

En casos de crisis muy profunda en la que uno o ambos miembros hayan perdido la confianza, la autoestima o la seguridad, en los que se han violado ciertos límites y donde parece que no hay nada por rescatar, es conveniente acudir a una terapia de pareja para que un especialista pueda guiarlos en el camino para conseguir nuevamente que su relación se fortalezca.

No teman ir con un especialista, muchas veces es la ayuda de un tercero lo que necesitamos para superar una crisis de pareja y continuar juntos en armonía y tranquilidad.

La Terapia Racional Emotiva Conductual y la Terapia Cognitiva Conductual pueden ayudarte. Acércate, te ayudo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cómo Discutir Con Mi Pareja Sin Perder El Control

 

Discutir con nuestra pareja es normal e incluso puede considerarse hasta saludable y es que no siempre es posible estar de acuerdo en todo. Pero tener una diferencia de criterio no implicar acabar en una batalla de poder en la que los gritos y las ofensas vayan de un lado a otro, si este es tu escenario habitual entonces no se trata de algo muy sano. En unComo.com te damos algunas claves importantes para que sepas cómo discutir con tu pareja sin perder el control y acabar en una enorme pelea.

Comienza por detectar cuál es la verdadera razón por la que se ha producido la discusión para llegar al fondo del asunto sin dar vueltas u ofender a tu pareja. Por ejemplo, si la discusión se inicia porque él nuevamente olvidó llamar para decir que no venía a comer, lo que te genera molestia no es el acto en sí sino lo que puede haber detrás: que tu pareja es desconsiderada, que sientes que no te toma en cuenta etc.

 

Detectar el centro del problema es primordial para hacer la discusión más breve y no acabar en los gritos.

 

Siempre escucha a tu pareja cuando defiende sus razones, óyela sin perder la calma y sin interpretar. No se trata de una lucha de poderes, ni de comprobar que «yo soy mejor porque tengo la razón», es un diálogo para llegar a una conclusión y mejorar las cosas, no olvides que todos tenemos defectos y que «ser perfecto» no existe.

Si al escuchar a tu pareja consideras que tiene la razón en algunos aspectos, entonces ten la nobleza de admitirlo y pedir disculpas. El orgullo no es positivo en una unión y admitir que nos hemos equivocado puede hacer que una discusión acabe en minutos, mantenernos firmes de forma testaruda solo aumentará el malestar y los llevará a perder el control

Mantente alejado(a) de actitudes violentas como subir el tono de voz, usar palabras ofensivas, denigrar al otro, acercarte demasiado invadiendo su espacio o incluso esforzarte por tener la última palabra. En teoría esa persona que tienes al frente es alguien que amas, por eso no es necesario que una discusión acabe por sacar a relucir sus peores defectos y lo mísera persona que es. Ante todo calma e Inteligencia Emocional

Aprende a ceder y negociar. Sí, las relaciones afectivas son un negocio lo quieras o no, se trata de ceder, de complacer a veces a tu pareja para luego ser complacido tu también. Esto no es una batalla campal, puedes defender tu punto con coherencia y firmeza pero al mismo tiempo saber cuándo es momento de flexibilizarte un poco para que el otro esté a gusto

Durante la discusión siempre hay que buscar soluciones positivas para mejorar aquello que nos molesta. Debemos entender que cuando hacemos que nuestra pareja se sienta mal, ofendida u ofuscada, o cuando somos nosotros lo que estamos en ese escenario, hay una razón detrás y parte del reto es trabajar para «mejorar en equipo». Las relaciones tienen muchas cosas buenas, pero no son sencillas, hay que saber vivir en pareja y trabajar juntos hombro a hombro para mejorar

Si en algún momento sientes que esta discusión te supera y que estás a punto de cruzar la barrera y perder por completo el control, entonces para. Date un respiro, por la salud de ambos pide que se detenga la discusión y sal a tomar aire, date un baño, respira profundo y cuando te hayas calmado aplica las herramientas que te hemos dado anteriormente

Perder el control al discutir con tu pareja es habitual pues se trata de alguien que te conoce muy bien, tus fortalezas y puntos débiles, por eso no te culpes y más bien intenta buscar soluciones efectivas a los problemas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cómo Evitar Una Discusión Con Mi Pareja

 

Una discusión de pareja es quizá uno de los momentos más desagradables que enfrentamos de manera cotidiana en una relación. Y es que ambos acaban molestos, sensibles, se dicen cosas que no quería/debían decirse, y al final lo que queda es un enorme malestar entre ambos. Pero muchas veces resulta posible evitar miles de discusiones si vamos directo al grano o aprendemos a reflexionar y ser más pacientes. Te damos algunos consejos para que descubras cómo evitar discutir con tu pareja y mejorar la relación.

 

En primer lugar es bueno entender que evitar una discusión con tu pareja no es lo mismo que callarte lo que sientes, o que ignorar aquello que te molesta del otro. Se trata más bien de simplificar aquellas situaciones cotidianas que nos generan malestar y definir cuál es la raíz del problema, qué nos molesta, en lugar de tener mil discusiones siempre por lo mismo usando distintas excusas.

Cuando discutimos con nuestra pareja muchas veces usamos excusas o situaciones para hablar de un problema que siempre es el mismo, pero reflejado en distintos aspectos, lo que sin duda se traduce en muchas discusiones que pudieran ser realmente solo una.

 

«Siento que no nos estamos comunicando bien» en lugar de «no llegaste a la hora que te pedí» «siempre me preguntas lo mismo» «parece que no entiendes cuando te hablo» » a veces siento que no me escuchas», etc.

 

Reflexionar acerca de aquello que nos molesta del otro y tomarnos el tiempo para ir a la verdadera raíz del problema es una buena forma de evitar discusiones.

Compartimos nuestra vida con una pareja porque, al menos en la teoría, nos une el amor y el respeto. Por eso es importante entender que no se trata de una competencia constante para ver quién tiene la razón y quién no.

 

Para evitar discusiones y las consecuencias posteriores, la típica incomodidad después de una pelea, es importante disminuir la hostilidad, y esforzarnos por entender qué es lo que realmente nos molesta y cómo podemos hacerle llegar al otro la información sin resultar ofensivos o perder el control.

En ocasiones, y para evitar discutir con nuestra pareja, accedemos a hacer cosas que nos generan molestia. Esa es una estrategia que quizá funciona para contratiempos simples y cotidianos, pero cuando se trata de verdaderos problemas, más que acceder sin querer, resulta importante aprender a escucharse mutuamente.

 

A veces nuestra pareja expone un punto en el que tiene razón, pero es tanto nuestro deseo de ganar la batalla, que nos cuesta escucharle y entrar en razón. Una vez que comprendemos que no se trata de una competencia, también entendemos que no se trata de ganar nada y que escuchar lo que el otro tiene para decir es importante para avanzar.

Si un contratiempo diario refleja una situación más profunda que te molesta, no pierdas el control e inviertas energía en intensas discusiones que no llevan a ningún lado. Lleguen a una solución inmediata para resolver aquello que deben resolver y, cuando ambos estén más calmados, conversen acerca de lo sucedido, de este modo la manera de aproximarse al conflicto es completamente distinta, y podrán ir directo a la raíz del problema.

Cuando vivimos en pareja es importante aprender a manejar nuestro ego, culpable de que muchas veces se generen discusiones innecesarias. Ceder cuando lo creemos oportuno es una herramienta importante que debemos incluir en nuestra relación, y que ayudará a evitar muchas discusiones.

 

Recuerda que la negociación es parte de la relación y que vivir en pareja no se trata de un juego de poderes.

Una discusión debe conducir a la resolución del problema. Si no es así ha sido vana. Por eso es importante comprender que cada vez que discutimos con nuestra pareja debemos intentar encontrar soluciones para el conflicto con las que ambas partes se sientan cómodas.

 

Una discusión solo para ofender no solo es inapropiada, sino que además resulta nociva, desgastante y no lleva a ningún lugar.

Cuando la situación se sale de nuestras manos y llegamos a un punto en que nos resulta imposible evitar cualquier tipo de discusión, es importante detenernos a reflexionar.

 

Hay casos en los que es necesario la ayuda de un especialista para recuperar el control de la relación y aprender a vivir de una forma más respetuosa y adecuada, por eso no lo descarten si es el caso. Una terapia de pareja puede serles de gran utilidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cómo es una Terapia de Pareja

 

Se considera que una pareja presenta un funcionamiento sano cuando ambas partes se encuentran satisfechas y dan y reciben de forma balanceada. Cuando este equilibrio se ve roto y la satisfacción marital de un miembro, o de ambos, se tambalea, se hace necesaria una intervención psicológica que recupere el equilibrio perdido. Pero muchos temen hacerlo y suelen preguntarse con frecuencia cómo es una terapia de pareja. Te explico de que se trata y cuáles son los principales puntos a abordar en estas sesiones.

 

Las principales áreas en que debe mantenerse el equilibrio y por las que la pareja sufriría un deterioro si se viesen afectadas, son: 1) El área afectiva: los intercambios afectivos, sexuales, comunicación, muestras de compañerismo y de apoyo. 2) El área instrumental: decisiones respecto al cuidado y educación de los hijos, decisiones económicas, laborales, y reparto de tareas domésticas. 3) Subproductos de la relación de pareja, como la apariencia del cónyuge, el tiempo libre de cada uno y el poder tomar decisiones de manera independiente (aquellas que no atañen a la pareja).

Cuando la pareja acude a consulta para solucionar sus problemas, la terapia se divide en tres momentos. El primero de ellos corresponde a la evaluación. Aquí se realiza una entrevista conjunta y una entrevista individual con cada miembro, donde se obtiene la percepción del problema desde el punto de vista de cada cónyuge y por las que conocemos también sus puntos fuertes como pareja.

La segunda etapa corresponde al tratamiento. Éste puede llevarse a cabo de varias maneras, en función de la problemática que presente cada pareja en concreto. Una terapia de pareja “estándar” podría englobar las siguientes áreas: trabajar el acercamiento afectivo, trabajar las habilidades de comunicación o hacer lo propio con las habilidades de solución de problemas.

Trabajar el acercamiento afectivo. Es importante centrarse en las cosas buenas que hacen el uno por el otro, estar atento a los detalles positivos y saber observarlos y valorarlos. Esto permite un “alto el fuego”, una especie de pacto de “no agresión mutua” y permite ver a la pareja con otros ojos, sin centrarse sólo en lo negativo. De este modo se cambia la percepción que se tiene del cónyuge y se consigue una base con la que trabajar mejor las dificultades que presentan, además de preparar el terreno para saber entender realmente al otro. Algunas técnicas que se emplean son el registro de conductas agradables, la realización de deseos, el listado de actividades placenteras, entre otras.

Habilidades de comunicación. Es importante saber transmitir de forma clara qué es lo que molesta y porqué, sin emplear mensajes vagos y generales, ni acusaciones o reproches que nos pongan a la defensiva en lugar de intentar solucionar el conflicto. Pueden enseñarse habilidades de habla y de escucha, para lograr una mejor comprensión. Además de técnicas de comunicación también se emplean habilidades afectivas y de empatía.

Habilidades de solución de problemas. Una vez trabajada la base afectiva y que la pareja pueda escucharse de verdad, sin estar a la defensiva, entendiendo la queja que presenta la otra parte, podemos empezar a buscar soluciones. Para ello será necesario alcanzar un término medio entre la postura de cada cónyuge, llegar a acuerdos, saber pactar y mantener esos acuerdos. En ocasiones puede ser necesario establecer unas consecuencias positivas (o negativas) para el cumplimiento (o incumplimiento) de los acuerdos que hayan alcanzado. Esto puede plasmarse en un contrato conductual que recoja los acuerdos y las consecuencias. Pero para llegar a formular dicho contrato son necesarias sesiones previas donde la pareja se sienta cercana y escuchada entre ellos, y necesitan de una correcta guía por parte del profesional, de lo contrario la plasmación de acuerdos no sirve de nada, pues no se cumpliría.

A lo largo de la etapa de tratamiento pueden emplearse también técnicas de registro para los propios pensamientos y sentimientos. Finalmente pasaríamos a la tercera etapa, con sesiones más espaciadas, y centrada en la supervisión de los logros alcanzados y en técnicas para la prevención de recaídas.

 

 

 

 

 

Cómo Utilizar la Negociación para Resolver una Disputa

 

Independientemente del lado del conflicto en el que estés, necesitarás buenas habilidades de negociación  para lograr que la otra parte éste de acuerdo con tu solución, o por lo menos llegar a un resultado mutuamente favorable. Al principio, tendrás que decidir lo que tu o aquellos a quienes representas quiere y están dispuestos a negociar. A continuación, tendrás que escuchar con atención a las demandas de la otra parte, abordar sus preocupaciones, y a continuación, hacer una oferta que crees que van a estar dispuestos a aceptar.

 

Calma a ambas partes. Cuando un conflicto es personal, es fácil ponerse emocionalmente fuera de control o fuera de pista. Un arrebato emocional podría destruir las posibilidades que habían para llegar a una resolución.

Toma tantas pausas como sean necesarias para que cada uno se centre en hacer o aceptar una oferta. Si deseas que los resultados de la negociación estén a tu favor, vas a tener que poner tus asuntos personales a un lado y salir del camino de la controversia.

Debes empatizar lo mejor que puedas con la otra parte. Trata de comprender realmente lo que quieren, y su razonamiento detrás de él. Es posible que lo que realmente quieren no es ni siquiera lo que están pidiendo, o hay una razón más profunda detrás de su petición. Si puedes entender su motivación, entonces podrías formar una solución donde todos ganan y el litigio se resuelva. Tómate el tiempo para escuchar sus objeciones y reconocer sus sentimientos. A veces una gran parte de lo que quieren es saber que su dolor es reconocido y sus sentimientos son respetados.

Haz una oferta que no sea de confrontación y que esté libre emoción. La oferta debe incluir más de lo que en realidad pretendes. Esto les da un cierto margen para negociar la oferta hacia abajo y permanecer dentro del rango de lo que tu o tu partido está dispuesto a aceptar. Recuerda que la otra parte tiene un punto de ruptura en lo que están dispuestos a renunciar o aceptar.

Debes estar atento a los síntomas como inquietud nerviosa, parpadeo rápido, aceleración del ritmo de la conversación, o la falta total de interés y contacto con los ojos que te dicen que están cerca de su límite o pasado por completo.

Ponte de acuerdo sobre una oferta o contraoferta de la otra parte, o sigue negociando hasta que acepten tu oferta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cómo Disculparme Con Mi Pareja

 

Después de alguna discusión de pareja resulta muy difícil asumir las culpas por lo ocurrido, admitir que perdimos la compostura y disculparnos con esa persona que es tan importante para nosotros. Pero omitir este paso podría resultar perjudicial para la relación y es que tras un mal entendido o un acto ofensivo para el otro, lo más sano es conversarlo, aunque no siempre resulta fácil. Si no sabes por dónde comenzar te explicamos cómo disculparte con tu pareja de forma efectiva.

 

Hay algo que siempre debemos evitar y es pedir disculpas como un acto reflejo cuando sabemos que hemos cometido un error. Decir lo siento debe venir acompañado de una reflexión y de un entendimiento y ser sincero. De lo contrario no es más que una palabra y difícilmente conseguirá solucionar el conflicto de fondo.

También es bueno que recuerdes que, dependiendo del tipo de conflicto o discusión en cuestión, quizá disculparte no sea suficiente. Decir lo siento no elimina las molestias, ofensas o tristezas de un solo golpe, se trata de un proceso de aceptación por el debe pasar tu pareja por eso es importante no esperar nada a cambio de una disculpa, ni tampoco ejercer presión para que todo vuelva a la normalidad enseguida.

Si has discutido con tu pareja o experimentado algún tipo de conflicto, es importante esperar a que se calmen los ánimos antes de pedir disculpas. Si lo haces enseguida puede que no suene sincero y es que decir lo siento conlleva también una reflexión, es entender en que te has equivocado y asumir el error. Si te disculpas cuando tu pareja aún está muy irritada puede que no surta el efecto deseado.

Se honesto. Este es el mejor consejo para que puedas disculparte con tu pareja. Asume que te equivocaste si lo hiciste, explica el por qué de ese error y admite tu cuota de responsabilidad con dignidad. Las relaciones no se tratan de un juego de poder ni mucho menos, por lo que no hay ningún problema en admitir nuestras culpas. Este proceso es siempre necesario para que nuestra relación avance y se mantenga saludable.

Al disculparte también es importante que no prometas cosas que sabes que no cumplirás «perdóname, juro que más nunca lo haré» es siempre una pésima disculpa. Mucho más honesto y sincero es decir «discúlpame, he entendido lo que te molesta, estaré más pendiente y trataré de no repetirlo nuevamente»

Mejor que un ramo de flores, que un detalle increíble o que prometer de todo, es una disculpa honesta y sentida. Por eso, a menos que realmente hayas cometido un gran error, evita este tipo de estrategias de distracción y opta por una conversación profunda y sincera. El arrepentimiento verdadero, el entendimiento y el deseo de cambio son seguramente los mejores regalos para tu pareja y tu relación

Si no entiendes en qué te has equivocado, si no sabes cuál ha sido tu error, háblalo con tu pareja. La comunicación entre ambos debe ser efectiva y es muy importante que la otra persona exprese de forma adecuada sus emociones y te haga saber la razón de su enfado, de la misma forma que es necesario que tu lo entiendas. Sin estos ingredientes disculparse de forma honesta y evolucionar en la relación resulta imposible.

Conversar es siempre la mejor manera de evitar conflictos y también la forma más adecuada de resolverlos, por eso recurran siempre a la comunicación. La honestidad y la madurez son importantes en el proceso de asumir nuestros errores, de pedir perdón y también de ser perdonados.